El Perro Guardián
Había una vez una familia que vivía en una casita rodeada de árboles altos y frondosos. En esa casa vivía un perro llamado Roco, un perro fuerte y noble. Todos los días, Roco cuidaba de su familia: mamá, papá y la pequeña Sofía, quien lo adoraba.
Roco siempre estaba atento, cuidando la casa, jugando con Sofía en el jardín y protegiendo a todos. Cada mañana, mientras Sofía iba al colegio, Roco la acompañaba hasta la puerta, moviendo la cola alegremente. Y por la noche, se acostaba frente a la puerta para asegurarse de que todo estuviera bien.
Un día, mientras todos dormían, Roco escuchó un ruido extraño. ¡Era el sonido de alguien tratando de abrir la puerta! Sus orejas se levantaron, y se puso de pie rápidamente. Roco sabía que debía proteger a su familia.
El perro corrió hacia la puerta, gruñendo suavemente. Cuando vio que un hombre extraño intentaba entrar, Roco comenzó a ladrar con fuerza. Los ladridos despertaron a papá y mamá, quienes rápidamente encendieron las luces y llamaron a la policía.
El hombre, asustado por el gran Roco y los ladridos tan fuertes, decidió escapar, corriendo hacia el bosque. Roco lo había ahuyentado.
Cuando la policía llegó, mamá y papá acariciaron a Roco y le dieron un gran abrazo. Sofía, que había visto todo desde la ventana de su habitación, bajó corriendo y abrazó a su héroe canino.
"¡Eres el mejor guardián del mundo, Roco!", le dijo, mientras él lamía su cara con cariño.
Desde ese día, Roco fue aún más querido por su familia. Sabían que no solo era un gran compañero de juegos, sino también su valiente protector.
Y así, Roco vivió feliz, cuidando siempre a quienes amaba, porque ser un perro guardián no solo significaba ser fuerte, sino tener un corazón lleno de amor.
Fin.